Visitantes

lunes, 31 de octubre de 2011

Tuit finalista en la Internacional Microhorrorista



Hoy comparto con vosotros el tuit que ha quedado como finalista en la convocatoria de tuits de terror que la Internacional Microcuentista ha organizado. Para ello, la revista, este mes se vistió de terror en Twitter, llamándose @Microhorrorista.

Aquí os dejo mi tuit, y el enlace para ver tanto al ganador (Mar Horno) como al resto de finalistas.

Ayer enterramos a la tía Paula, tan obstinada como siempre, hoy nos obligó a volverlo a hacer.

jueves, 27 de octubre de 2011

Microrrelato: PRINCIPIO DE TRASLACIÓN ACCIDENTAL


No pudo evitar mirar de reojo la puerta del apartamento; había oído cómo chirriaban los goznes tras su espalda. Se quedó parado en mitad de la estancia, escuchando, alerta. Observó los papeles revueltos sobre el escritorio y el vaso de leche hecho añicos en el suelo. Un escalofrío recorrió todo su cuerpo. Avanzó con paso inseguro hasta la ventana que permanecía abierta. La cerró; la corriente de aire le molestaba. Recordó que hacía tiempo que en aquella casa lo único que entraba era el viento.

lunes, 24 de octubre de 2011

Microrrelato: DESTEJIENDO VIDAS



El gato de la abuela, cansado de pasar años maullando y sin más objetivo en la vida, comenzó a arañar a la pobre anciana, enganchándola con saña entre sus uñas. Así fue destejiéndola poco a poco, hasta que un día, hecha un ovillo, desapareció la buena mujer.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Microrrelato seleccionado en el mes de Agosto como finalista del Concurso de Abogados: UN HOMBRE DE PRINCIPIOS



Siempre he sido un hombre con férreos principios. A lo largo de mi dilatada carrera como jurista he conocido a hombres despreciables, mafiosos, ladrones y asesinos, pero también a muchos inocentes que pedían, angustiados, socorro. Hice un juramento y los defendí a todos ellos. Por mis manos pasaron casos increíbles: realidades que superan mil ficciones, sucesos dignos de ser la trama de alguna excelente novela. El día que gané mi caso número cien, me organizaron una gran fiesta en el Círculo de Bellas Artes. Tras la resaca del éxito, un importante editor me propuso escribir un libro que recogiera anécdotas y grandes hazañas de la jurisprudencia española, en formato autobiográfico. Hace más de veinte años que lo comencé; ya lo dije antes, soy un hombre de férreos principios, y no soporto los finales.

lunes, 17 de octubre de 2011

Microrrelato: R.E.M.

Escondida en un rincón espero el instante oportuno. Me acerco a su cama despacio, caminando de puntillas, sin hacer ruido, tratando de no despertarle. Le veo moverse agitado; ahora es el momento. El cloroformo está haciendo su efecto. De un salto me incorporo dentro. Me convierto en la mujer de sus sueños.

jueves, 13 de octubre de 2011

Microrrelato: SIGNOS EVIDENTES

Él utilizaba el lenguaje de signos, yo me comunicaba escribiendo en una libreta. Le pinté un círculo rojo, con una ancha raya blanca horizontal en el centro. Él se hizo el sordo. Me besó. Yo quedé muda. Surgió el amor.

lunes, 10 de octubre de 2011

Manuel d'amore


Estaba tendida en el suelo, muda, desnuda, con la cara hinchada y restos de semen sobre la almohada. Si alguien no tomaba cartas en el asunto, pronto su vida habría acabado. Lo ponía bien claro en la caja "para una duración prolongada, desinflar después de usar"

jueves, 6 de octubre de 2011

Microrrelato: LA ÚLTIMA CITA


Son las doce horas, un minuto y quince segundos –pienso mientras camino de un lado a otro de la acera con las flores en la mano. Me arreglo por enésima vez el traje, centro el nudo de la corbata, miro mi reflejo en un escaparate y observo que tengo un, digamos, espléndido aspecto. Me atuso el cabello, paso el dedo índice por el borde del cuello de la camisa y vuelvo a mirar el reloj. La espera es eterna. Saco el pañuelo para lustrar mis zapatos y accedo a la carretera para obtener una mayor perspectiva. Al fin la veo llegar. La comitiva se acerca al cementerio.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Microrrelato: CONTANDO LAS HORAS


Son las doce horas, un minuto y quince segundos –digo mientras avanza la manecilla del segundero. Dieciséis, diecisiete… -continúo contando. Palpo el bolsillo de la camisa, desabrocho el botón y saco su fotografía. Me recompongo en seguida, llorar no es de valientes. A las doce horas y treinta minutos se oye el ulular de un búho. Sesenta segundos después se escucha por tercera vez la consigna. La emboscada les pilla por sorpresa; todos caen muertos. Son las dos de la madrugada –calculo mentalmente-. Entre los juncos vislumbro el destello de mi reloj. Con gesto disimulado le indico que corra; al menos éste se salvará –susurro para acallar mi conciencia.

lunes, 3 de octubre de 2011

Microrrelato: Viaje Iniciático


Puse punto final a mi serie de relatos. Feliz con el trabajo realizado, me recosté un momento; hacia días que no dormía más de dos horas seguidas debido a los caprichos de la inspiración que me había mantenido en un agotador duermevela. Me quedé traspuesto y, al despertar, decidí dar un último repaso a mi obra. Extrañado observé que sobre la mesa solo quedaban un montón de hojas en blanco. Revolví los cajones y miré los archivos del ordenador, estaban vacíos. Por un momento pensé estar soñando. Andaba en estas divagaciones cuando me di cuenta de que el aviso de un nuevo mail parpadeaba en la bandeja de entrada. Lo abrí; era una carta de despedida de mis personajes. En ella me notificaban su decisión de huir y correr sus propias aventuras. Para ello, habían utilizado una máquina del tiempo que yo había imaginado hacía ya un par de décadas, pero que jamás terminé de escribir. Habían desaparecido y con ellos todo mi trabajo. Fui consciente de que yo también había viajado al pasado, a mis inicios, al pavor de mi primera página en blanco. No habría cota de malla, chaleco antibalas o salvavidas que lograra salvarme de aquella traición.

NOTA: Para entender este texto es necesario leer por orden cronológico las tres partes de "Unos años más o menos, ¿qué más da?"