SOLIDARIDAD ENTRE PATRONES
No logro entenderlo, llegué primero y sin embargo es él quién se ha llevado la gloria. A fin de cuentas, solo se trata de un preso, que sí, que hizo iglesias y llegó a Obispo a una edad muy temprana, pero yo también fui nombrado prelado mucho antes que él. Fueron éstas, mis manos, las que le bautizaron, quitándole el estigma pagano en la pila de San Cernín. Le eché agua bendita, por esa testa que algún desalmado decapitó al poco tiempo. Pero debo contar que a mí me ataron a un toro; que a base de picas me arrastró por el suelo, provocando el martirio y destrozándome el cuerpo. Claro que como soy Santo, no me olvido de algo, que a él lo acuné entre mis brazos, y por ello le cedo el honor y el prestigio, y en voz en grito cada siete de julio, yo, Saturnino, Patrón de Pamplona, canto a coro con miles de mozos: “Viva San Fermín”