El reparador de corazones rotos trabajaba en el viejo taller, en una esquina de la plaza, en el mismo sitio que lo había hecho su padre y también su abuelo, en un pueblecito ubicado entre Winnapu y Losttopa. Por las noches se le sentía martillear en su mesa de trabajo, y por el día, se escuchaban latidos, algunos desacompasados, que salían de algún recóndito lugar del interior de la casa. Allí atendía a sus clientes, pertrechado con su delantal de caucho azul, sus redondas gafas metálicas y esa enorme sonrisa que jamás le abandonaba. Con oídos de psicólogo y manos de relojero, atendía las peticiones de enamorados lastimados, familias en duelo por seres perdidos, amigos dolidos de engaños, hermanos traicionados, y otras roturas infames, que con cuidado arreglaba. Pero lo que nadie alcanzaba a imaginar era que, al pobre reparador, ya solamente le quedaba una porción de corazón.
38 comentarios:
Eso es dejarlo todo en el trabajo...
Un abrazo
Tanto arreglar el de los demás y el suyo cada vez más lastimado, ays
A veces hay que pensar en uno mismo, un poco al menos.
Un saludo indio
Vendo corazones de segunda mano...
Igual, a los corazones les acaban quedando bien las cicatrices.
Son como las zapatillas de deporte, que cuando están completamente nuevas, lucen menos que cuando ya están "trabajadas".
Un abrazo grande Maite.
Maite, sin duda, me quedo con tu reparador y su viejo taller, que con los divanes y las pastillas de litio. No lo dices - gran acierto -pero en este texto entrañable palpita el poder de la palabra y la acción de escuchar. Y me gustó mucho ese acto de generosidad, ese desgaste emocional del protagonista. Por cierto, uno de los pueblos que mencionas me suena mucho, mucho, pero ahora no caigo. (Gracias).
Abrazos.
Vaya, tendremos que buscarlo antes de que se le consuma el último trocito. A mí también me ha llamado la atención que quede cerca de Winnapu y es que, en esto de la literatura, el mundo es un pañuelo ;-)
Abrazos,
Sin duda este señor tenía un gran corazón.
Muy buen micro, Maite, me encantó.
Un abrazo.
Muy tierno. Si todos diéramos un trocito de nuestro corazón para reparar el de los demás...¡qué mundo tan maravilloso crearíamos! Tú ya lo has creado para nosotros, gracias Maite.
Me ha gustado mucho la idea y el desarrollo, Maite. Aun a riesgo de parecer excesivamente sincero, creo que tal vez la última frase es demasiado explícita. A no ser, que también puede pasar, que sea ésa la frase que te gusta y ya está.
Me quedo con el fragmento "roturas infames".
Saludos
Con razón dicen que las ideas son universales, porque yo también tengo un relato con (en este caso reparadora de corazones rotos. Me gustó mucho.
Besos al cubo.
Tierno y metafórico. Por suerte, aunque parezca mentira, siempre hay algún reparador de corazones a nuestro alrededor. Lo importante es saber reconocer su trabajo y, a ser posible, tener en cuenta el suyo parcheándolo con mimo y de la mejor forma posible.
Un beso enorme, mi pequeña artesana (qué suerte tengo).
Qué bonito texto y estupenda idea. Muy bueno, me tienes que dar la dirección de ese taller por si acaso. Besos.
Que no digan que no se dejaba la vida en el trabajo :)
un beso
¿Quién repara al repadador? No sé. No importa el tamaño del corazón sino como se usé.
¡Oh, qué dulzura!
Alguien vendrá Maite, alguien, para dicha del reparador, reconstruirá lo que su generosidad había donado.
Un beso grande
A buen seguro, contaba con hilo de araña para coserlos :) Un abrazo
Qué bonito...
Muchas veces me pregunto qué tiene ese darlo todo por los demás que en ocasiones hace que uno quede en un segundo plano, o no, porque en muchas ocasiones vuelve a la persona plena, feliz, y eso sí que es estar en primer plano.
Abrazos
Bicefalepena: y tanto, aunque ese sí que es un trabajo que dignifica ;)
No comments: llevas mucha razón, como siempre y como en todo, un término medio es el ideal. Abrazos.
Antonio M.: es una muy buena imagen esa, no importa que los corazones tengan algún remiendo, uno va más cómodo que con uno nuevo, en ese, seguro que salen ampollas ;)
Agus: supongo que tú no tendrás muchos problemas con los contratos, porque siempre eres capaz de leer e interpretar la letra pequeña ;) Esa acción de oír con generosidad y comprender siempre con una sonrisa no es nada fácil. Por cierto, el pueblo que dices que te suena, no sé, abrí un mapa y elegí una localidad al azar :p (a ti)
Rocío: y tanto, aquí todo queda muy a mano, y estoy segura de que nuestros personajes se conocen entre ellos :D
Ángeles Sánchez: no lo dudes, gracias a que tenía un gran corazón pudo repartirlo en muchos trocitos curando otros. Todos tenemos alguien cercano que es un reparador de corazones rotos. Besos.
Pedro Alonso: sip, hoy me salió el lado tierno, que no siempre hay que hacer correr y sudar (de miedo) a nuestros personajes. Gracias por pasarte, Pedro, un placer. Abrazos.
Es el precio que pagan los que de un modo u otro se entregan a los demás. Estoy seguro de que ese trocito de corazón que le queda es de muchos quilates.
Un abrazo.
Propílogo: totalmente de acuerdo en que la última frase es demasiado explícita para un micro, lo deja bastante cerrado, lo pensé, pero no me pude resistir a ella, lo siento, quería que se le reconociera como aquél que es capaz de dar una parte de sí por un amigo, por un familiar o incluso por un desconocido. Besos.
Lola Sanabria: cierto que hay muchas ideas que se convierten en universales, ¿cómo no me has dejado el título de tu micro? intentaré buscarlo. Besos.
Anónimo: afortunadamente, Luis, afortunadamente. Ahí están esos reparadores para darnos un pequeño remiendo siempre que lo necesitamos, solamente hay que saber reconocerlos, a veces somos tan tontos que los tenemos cerca y no nos damos cuenta, o hasta los rechazamos. Besos grandes.
manuespada: tú eres uno de ellos, con tus micros, con tus letras, reconfortas a muchos, y en cada texto dejas un trocito de tu corazón...así que...solo tienes que mirar a tu alrededor, la vida está llena de ellos, solo haz zoom y los encontrarás ;)
Abrazos
marialuisa: di que sí, se dejaba la vida y el sentimiento. Abrazos.
Manuel: sabía que alguien con tu espíritu no podría pensar de otra manera :D
Patricia: no me cabe la menor duda, gente así, solamente atrae gente hecha de la misma pasta. Besos.
Anita: jejeje, seguro que en el viejo taller no le faltaba el género, tal vez su mujer fuera hilandera :) Besos
Su: nada más que añadir a tu estupenda reflexión. Abrazos fuertes.
Jesus Esnaola: seguro que esa última porción es capaz de regenerarse por sí sola o por alguien con su mismo poder. Seguro que lo bueno atrae a lo bueno. Abrazos regenerativos ;)
En casa del herrero...
¿Quién cuida al cuidador...?
Me gustó. Con guiño incluido.
No está publicado, Maite, anda por ahí a ver si le dan algo, cuando esté de vuelta lo publicaré.
Besos remendados.
No te puedo decir nada que no te hayan dicho y coincido con la mayoría de las opiniones (el problema de ser el último).
En cualquier caso, gran historia.
Maite me gustaría conocer la dirección de ese reparador de corazones, hay por ahí quien agradecería una buena reparación.
Un bonito texto.
Besos
La imagen de los relojeros con su lente en el ojo fruncido siempre ha sido muy literaria y dada a adaptaciones. Un relato con ese vieo saber artesano.
Agustín Navarro: supongo que también habrá alguien que quiera compartir un trozo de corazón con él, si no, la vida, sería demasiado injusta. Abrazos.
Lola Sanabria: ok, pues ya tengo ganitas de leerlo, y si anda por ahí en espera, seguro que se trae alguna medallita, siento de tu puño y letra casi está asegurado ;) Besos!!
depropio: tú nunca eres el último ;) así que puedes decir lo que quieras, las opiniones, aunque parezcan parecidas, siempre tienen maticez "propios" Gracias Fernando, un abrazote!!
Elysa: estoy convencida que no andará muy lejos de quien lo necesite, solamente hay que mirar un poquito más profundo y en seguida se adivinan este tipo de personas, que las hay :D
Miguel Baquero: efectivamente, esa imagen es en cierto modo la que inspiró todo ;) gracias por hacerme compañía.
Bueno, Maite, paradójico, bonito, triste y con guiños incluidos. Me gustó, aunque, a riesgo de ser impopular, te debo decir que el párrafo final lo sentí un poco esbafado.
Besos.
Muy bello, Maite! Y real... no se puede dar lo que no se tiene. Me gustó mucho!
Besos,
David Figueroa: ¿por qué vas a ser impopular? El blog es un campo de pruebas, y si no me dices lo que realmente piensas (luego yo podré estar más o menos de acuerdo) entonces es cuando serás impopular!!!! En serio, gracias por darme tu parecer. Lo primero decirte que he tenido que mirar el significado de esbafado, y al no aparecer en la RAE he acudido a san google bendito, que lo sabe todo, y ahí he descubierto que es un vocablo aragonés ;) y que viene a decir que el final del micro es soso o deslavazado, vamos, sin gracia. Puede ser, David, la verdad es que estuvo sin final durante muchos días, y sólo encontré este que me gustara, porque hablaba de la gente que da una parte de sí mismo con absoluta generosidad y sin dejar de sonreir, no quería que nadie se perdiera en otras posibles interpretaciones. Pero admito tu crítica. Claro que sí. Un abrazo.
Claudia Sánchez: Clau, hay gente tan generosa que da hasta lo que no tiene, pero estoy convencida de que de una manera u otra recibirá aún más de lo que ha dado, debería ser una fórmula matemática :D cariño + generosidad = amor al cuadrado. Abrazos.
Me viene a la cabeza una locura serena a lo Tim Burton, me gustó el micro Maite... voy a pasar por los micros atrasados!!!
Besos Cuánticos
Agustín Navarro lo ha dicho. En casa de herrero, cuchara de palo.
Bonito cuento, Maite.
Besos.
Stewart: te diré que me encanta la visión de Tim Burton, el libro de "La melancólica muerte del chico ostra" me parece una genialidad imaginativa.
Torcuato: más que un problema de no usar es un problema de usarlo demasiado, lo que son las cosas ¿verdad? Besos
Estupendo, Maite. Me recuerda al relato de Manu Espada del relojero.
woody: este tipo de personajes siempre me han resultado muy literarios, creo que tienen historias maravillosas dentro. Besos.
Es casi un principio, ayudar a los generosos. Qué bella idea escribiste. :))
Saludos.
Un tipo: creo que hace falta un poquito de esta medicina por ahí. Gracias por venir y aportar tu trocito de corazón con tu comentario ;)
Pero qué porción tan bien aprovechada... Él lo sabe aun cuando los demás parezcan no darse cuenta de ello. O eso quiero creer.
Abrazos
Gemma: él lo sabe, claro que sí, por eso va utilizando su corazón, aunque se le desgaste, aunque le vaya quedando sólo un trocito, seguro que antes de que se le termine, llega algún reparador que regenere de nuevo el suyo. Aunque me temo que este reparador de corazones, da sin esperar nada a cambio. Abrazos, Gemma.
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