Los vecinos envidiaban la
ornamentación floral de la que el exuberante jardín de Cliff hacía gala. La
mayoría se había resignado a no conocer el secreto que sobre su abono guardaba con tanto celo su dueño. Por eso quedaron impactados al escucharlo declarar
jocoso a la prensa: «Será la primera vez que un asesinato logre que un
escalofrío recorra mi cuerpo». Tras esas premonitorias palabras, la silla eléctrica fue accionada.