Esa mañana Andrew leía la columna de opinión donde hablaban de él. Sobre la pequeña mesa descansaba un plato de judías sin tocar y unos trozos de mandarina aplastados, llevaba tiempo sin dormir ni comer bien. En alguna parte, por encima de los tejados, tañían las campanas anunciando que el vencimiento del plazo andaba cerca. Emitió un suspiro de resignación. Había llevado a cabo su último deseo contando al mundo la verdad de cómo sucedieron los hechos y argumentando sobre los casos de Charles Munsey, Earl Washington y otros trece inocentes más. Tras la publicación en prensa de su artículo, la movilización social y mediática estaba siendo espectacular. Una hora más y ya sería tarde. En ese instante, su abogado entró en la celda exhibiendo una gran sonrisa y una hoja de papel en su mano derecha, ambos habían logrado la conmutación de su pena de muerte.
Relato presentado, sin éxito, al concurso de microrrelatos de abogados utilizando las palabras: mandarina, vencimiento, campana, pena y columna,