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martes, 5 de febrero de 2013

Microrrelato: Muñeca de porcelana



Muñeca de porcelana

Tenía la piel blanca, tersa y aterciopelada. Cuando recibió el primer bofetón, no solo se le resquebrajó el rostro como una tierra árida, del mismo modo, también lo hizo su alma.

De nada le sirvió perdonar, ni olvidar, ni confiar en que algún día, quizás y solo quizás, cambiara.

9 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

No cambian jamás.
Hay que denunciar.

jaal dijo...

No sirve de nada, es bastante improbable que sirva. Con tu permiso me quedo por tu blog. Te animo a conocer el mío.

Saludos

Elysa dijo...

Dicen que no suelen cambiar.Ese quizás es el problema, porque nunca llega a producirse.

Besitos

Pedro dijo...

No cambian, Maite, porque la bofetada no llega nunca sin avisos previos. Es terrible amar a la persona equivocada.

Gran trabajo.

Un abrazo,

Maite dijo...

Toro Salvaje: siempre. Besos.

jaal: no necesitas ningún permiso para eso, la entrada es libre y el quedarse también :) Me pasaré a ver tus escritos, por supuesto.

Elysa: me alegra mucho verte por aquí. Espero que todo vaya estupendamente. Besos.

Pedro: menuda frase y que realidad más turbia esa "es terrible amar a la persona equivocada" Siempre es doloroso, aunque no haya bofetón. Un abrazo enorme.

Laura dijo...

Ay Maite, que no, que este prototipo de humano: no suele cambiar. Suelen corresponderse con carácteres cíclicos de difícil cura.

Me ha gustado porque has elegido la muñeca de porcelana como evidencia de la fragilidad ante actos crueles.

Un abrazo Mayte, me alegra leerte.

Maite dijo...

Laura: ese fue el sentido, elegir la muñeca de porcelana para mostrar esa mezcla de fragilidad y belleza, me alegra que lo hayas captado. Besos.

Miguelángel Flores dijo...

Qué bien lo cuentas, qué mal que no sea verdad, que un animal así no cambia.

Un abrazo, Maite.

Miguel Ángel Pegarz dijo...

Potente aunque quizá, predecible.