Ángela y Anselmo permanecen frente al ventanal observando el suave vaivén de las hojas que brotan en primavera. Aferrados uno a la mano del otro, comulgan con los rayos del sol que, poco a poco, van calentando sus rostros. El suave roce de sus dedos logra dulcificar el tacto áspero de sus pieles, proyectando en sus ojos una mirada pueril, enamorada; como de recuerdos antiguos, exiguos ya, pero vivos, guardados en algún secreto lugar ubicado dentro de sus cerebros. Sentados, aferrados uno a la mano del otro, esperan pacientes el tic-tac de las horas de familias ausentes y cariños diluidos. Ahí llega la enfermera a deshacer el hechizo, les separa los brazos, que aún permanecen unidos, y empuja las empuñaduras deslizando a la mujer, en su silla de ruedas, hasta llegar ante unos hijos que no recuerda haber alumbrado. A Anselmo lo lleva a su habitación, donde nadie lo espera, y allí ella le dice al oído “un día de estos te presentaré a Ángela”. Pudiendo leer en sus labios la eterna pregunta de quien ya no conoce: ¿qué Ángela?
Nota: Gracias al "Duende Azul" por la inspiración para este micro.
Nota: Gracias al "Duende Azul" por la inspiración para este micro.
30 comentarios:
Además de otros méritos que ya te irán diciendo, me quedo con la tesis que desliza el micro. Ese resurgir de dos personas vacías, huecas. La enfermedad los devora y ya no les queda nada o casi nada, pero en ese cogerse de la mano surge otra vez el principio de todo. Y surge desde las cenizas. Es una imagen muy potente. Un hilo de esperanza.
Abrazos, buen finde.
Coincido en que esas manos cogidas dan mucha fuerza al relato.
Aunque no es el marco en que se desarrolla tu historia, he oído esta mañana que los familiares que cuidan a personas con esta enfermedad tardan seis años en recuperar su vida tras la muerte del enfermo, y eso si no caen en una depresión profunda. Ahí tenemos también muchas historias que contar...
Como ya te dije ayer, amiga mía, has sabido zambullirte de forma magistral en un tema súmamente duro, y excesivamente manido últimamente en mil textos y películas. Es mucha la ternura que desprenden estas líneas, haciéndonos pensar que siempre, siempre, hasta en el más oscuro de los vacíos, queda un halo de luz, de vida, de sensaciones, de esperanza... Que se pueden olvidar de forma cruel los momentos vividos, pero siempre, siempre, nos quedarán los sentimientos.
Un beso enorme.
Como siempre el resto del mundo rompe la magia, empeñándose en "curar".
Precioso, Maite.
Besos
La entrada con esas dos vidas en la niebla frente al ventanal, ya mete en una atmósfera de nostalgias tenues, casi olvidadas. Me gustó mucho eso, la atmósfera del micro.
Besos de finde.
Qué bonito... qué magia... Yo creo que aún ni desde el exterior la podrían romper.
Abrazos
Grande, sin más. Para mi demasiado análisis (que puede hacerse) rompería la magia.
Y cada día conocerse de nuevo y volverse a sentir acompañad@ tras el ventanal, en la niebla de quién no recuerda, pero aún siente.
Precioso Maite, realmente bonito que encuentres un hilo de esperanza.
Abrazos
Agus: esa es la proyección del tema que quería dar, añadiendo que se trata de la paradoja de dos personas que nunca se habían conocido antes, y que ahora tampoco se podrán conocer, a pesar de ese entrelazar manos.
depropio: tu comentario es muy acertado, se de buena tinta del desgaste del cuidador.
Anónimo: sentimientos que tú abanderas a la perfección, buena gente eres Luis. Besos.
Torcuato: siempre hay alguien que rompe el hechizo, es cierto. Una de las cosas por las que me gusta la literatura es porque se tiene la capacidad para crearlo de nuevo si es necesario ;)
Lola Sanabria: gracias Lola, que alguien que es capaz de dibujar escenas como tú me diga esto, ya es todo un logro. Besos.
Su: Yo creo que son como imanes y en cuanto los vuelvan a acercar, aunque no reconozcan sus rostros, volverán a juntar las manos.
Cybrghost: un lujazo poder compartirlo contigo y que tú lo hayas compartido con los demás también. Abrazos fuertes.
Anita: siempre, siempre, siempre hay que encontrar esperanza, si no, todo, sería un desastre. Abrazo enorme.
Hay veces en la que es tan fácil enamorarse como desenamorarse. Resulta milagroso.
Un abrazo
Has retratado con maestría esta horrorosa enfermedad que todo lo pierde.
Es muy desesperanzador que ni siquiera esta nueva relación pueda durar más que los minutos u horas que pasan uno a la vista del otro, luego se desvanece.
Ojalá todas las Ángelas y Anselmos puedan mañana estar nuevamente de la mano.
Un abrazo
Y a mí que me parece que ese gesto cariñoso es el último gesto de dignidad de dos personas que van perdiendo poco a poco su identidad... Tremendo, Maite.
Bicefalepena: ya dicen que del amor al odio hay solo un paso.
Patricia: hoy tu comentario se lleva el premio. Has resumido perfectamente lo que he querido plasmar, te agradezco esta sintonía ;) Un beso
woody: esperemos que no sea el último. Un fuerte abrazo.
Qué pena, los están enfermando.
Excelente Maite, una chulada cómo develas poco a poco la situación.
Un abrazo
Emocionante, Maite.
Lo realmente terrible no es olvidar en sí. Lo peor es darte cuenta de que olvidas. Los duros son los momentos de lucidez. Así lo viví en carnes muy próximas. Una vez que el olvido es total y que el tiempo se desbarata... ya no hay dolor.
Para bien o para mal, de todo puede aprenderse. La vida son instantes. Nada más. Vivámoslos. Todos.
Un beso emocinado.
(Qué recuerdos...)
Para mí hacen amor sin conocerlo, y eso ya es mucha pureza.
Me encantó, Maite.
Saludos.
Magnífico y triste a la vez. Enhorabuena, creo que es un relato redondo.
Saludos
Baizabal: la intención es crear el ambiente primero, y luego ir desvelando poco a poco la historia y provocar sentimientos. Gracias por formar parte de la interpretación de este guión, a través de tu lectura. Abrazos.
Kum*: no puedo decir nada más a alguien que siente este relato con la cercanía de la propia vivencia. Sólo te dejo este fortísimo abrazo.
Un tipo: preciosa esta definición del amor puro, Edgar, me gusta. Abrazos.
Miguel: creo que puede tener muchas lecturas y nos puede enseñar a ver el amor desde muy diversas ópticas. Ellos tienen una historia de amor nueva cada día, y ni siquiera tienen recuerdos de su lucidez, porque antes tampoco se conocían, paradojas de la vida. Abrazos.
Por debajo de la enfermedad, de las circunstancias, de la pérdida de facultadas, de los demás... Por debajo de todo eso siguen fluyendo sentimientos en estado puro.
Lo has hecho genial, Maite. Has creado unas imágenes con mucha fuerza.
Un abrazo.
Belén Lorenzo: como bien dices, es el sentimiento más puro el que tiene la auténtica fuerza. Abrazos.
Tiene una fuerza impresionante el relato, con imágenes que trascienden la escritura.
¡magnífico Maite¡
Maite, sabes que paso con bastante frecuencia por tus historias mayúsculas...
Pues bien, ésta me parece de las más mayúsculas de todas ;-)
En la mejor línea de tus poéticos microrrelatos.
Enhorabuena.
Elèna Casero: tu comentario, Elèna sí que tiene fuerza, o al menos a mi me da mucha fuerza ;) Gracias por disfrutar de la lectura.
Antonio M.: sí, lo sé, y además te lo agradezco infinito, los textos no son nada sin lectores ;) Hay historias, Antonio, que son grandes por sí mismas, casi no hace falta ni adornarlas con adjetivos o personajes. Un abrazo grande.
Daniel Sánchez: qué gusto verte por aquí, Dani. En historias que abarcan tantos sentimientos, es difícil no dejarse llevar por el lirismo, es más, me encanta dejarme llevar por él ;) Besos
Una relación sin monotonia, sin duda. Ojalá cada día fuese distinto, que todo lo que viésemos fuese nuevo y diferente. Un abrazo, Maite.
Alberto Flecha: sin duda, Alberto, un amor renovado cada día, podría servirnos para la reflexión. Un abrazo.
nada te hace sentir más solo que verte reflejado en los ojos de alguien que no recueda quién eres.
recuérdame que te quiero cuando no recuerde que te quise.
vittt: preciosa frase, me quito el sombrero. Abrazo fortísimo.
El título de un libro que toca este tema es "La memoria está en los besos" y... debe ser cierto. Por lo demás... sin comentarios.
Un abrazo
Juani
Anónimo: Juani, me tomo nota de ese libro, ya el título sugiere un interior lleno de sentimiento. Yo tampoco haré más comentarios porque sé cómo duele. Un abrazo.
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