Todo el mundo sabía que era una mujer bala. Nada más oír sonar el despertador se levantaba veloz y en un vertiginoso bajar de escaleras, cruzar calles y patear aceras, acudía al trabajo tecleando informes y certificados hasta dar las siete. A partir de ese momento, con paso acuciante, visitaba al zapatero, al relojero y llenaba, con premura, bolsas con cebollas, patatas y berenjenas para llegar por fin a casa a poner lavadoras y barrer alfombras. Al sentarse en el sofá, fluían unas lágrimas urgentes. Todos la conocían como la mujer bala, pero lo que no sabían era que tenía, de plomo, herido el corazón.
33 comentarios:
Has retratado la vida de muchas muchas mujeres, me sentí muy identificada aunque.....de momento (cruzo los dedos) no me veo obligada a llorar tan deprisa o no tengo tan herido el corazón (algunas tiritas hay por ahí, heridas de guerra y de vida, arrugas)
Un beso.
Digo lo que Luisa, la vida está llena de mujeres bala. Me dió pena lo del corazón herido pero le ha dado un toque especial al micro.
Besos
El final es fantástico. Cierra el micro describiendo un círculo perfecto, además de dejarnos con la duda - dejas intuir una pérdida - de la causa de sus lágrimas. Pero hoy me quedo con ese llorar rápido, metáfora de un sobreponerse a las adversidades y seguir plantando cara. Enhorabuena.
Abrazos.
Wau!!
Pero, niña ¿Cómo se puede dibujar la rutina y cotidianidad de medio mundo de una forma tan, tan hermosa? Rutina, soledad, tristeza, falsas apariencias, máscaras defensivas, prototipos, frustraciones, dolor… Son tantísimas las cosas de las que hablas sin ni tan siquiera mencionarlas y de forma tan sutil, que me ha hecho estremecerme.
Vivir de prisa es la excusa para, muchas veces, no pararnos a pensar en lo que estamos haciendo
Hace muchos años, un niño escribió un cuento a su padre titulado "El hombre sin piernas". Trataba de un hombre que se quedó sin ellas de tanto correr. Como te apuntan más arriba, el no parar hace que no tengas tiempo de pensar.
Muy bueno tu relato.
Besos volados.
Muy bueno Maite, como ya han dicho por aquí, pones voz a muchísimas mujeres, y yo sí intuyo de donde vienen las lágrimas, de perderse a sí misma en las prisas, ese para mi es el plomo que la hiere, interpretación libre ¿no?
Abrazos
Me has puesto de los nervios con ese frenesí. Luego transmite. Por eso huyo de las grandes urbes. Te dejan correr un poquito menos. Así hay muchos hombres y mujeres. Si añadimos un niño ya hay más mujeres.
Un bonito cuento, porque en este caso más que la palabra "micro" le paga más la de "cuento", sobre todo por esa referencia al soldadito de plomo que se trasluce al final. Muy bonito cuento, Maite.
Tantas y tantas de estas mujeres bala.
No hubo suerte en el concurso.
Un beso, Maite.
Luisa Hurtado: pues no te creas, que poder llorar a gusto también es un punto, eso denota que aún hay posibilidad de salvación ;) Besos
Angeles Sánchez: al final, cualquiera que lleve una existencia vivida con tanta premura debe tener el corazón herido ¿no crees? Abrazo fuerte
Agus: que agudo eres ;) Una mujer bala sólo puede tener el corazón de plomo, el porqué, lo dejo a gusto del consumidor. Fuerte abrazo.
Anónimo: tras ese Wau descubro tu mano, Luis ;) Qué chulo eso que dices de hacer estremecer al lector. Gracias por tu sensibilidad. Besos.
Miguel Baquero: tienes muchísima razón, conozco a demasiadas personas imbuídas en su trabajo y en su vida relámpago para no pararse a pensar en sus soledades o carencias. Un abrazo, Miguel.
Lola Sanabria: buen argumento el de el padre que se quedó sin piernas de tanto correr, una manera drástica de parar, debemos encontrar el camino para decir stop antes de que esto suceda. Un fuerte abrazo.
Anita: interpretación libre pero acertadísima, al menos para mi versión de lo hechos ;) Besos
Cybrghost: eso es lo mejor que se le puede decir a cualquiera que ande por el mundo de la creatividad, que trasmite, gracias Cyb. Pensé en los niños, pero quise retratar un personaje pegado a la realidad y a la soledad de una sociedad que muchas veces nos arrastra en su vorágine. Abrazos.
manuespada: micro, relato, cuento, hoy la denominación es lo de menos, me quedo con la pequeña reivindicación hacia dedicarnos más tiempo. Que conste que lo mismo podía haber sido un hombre bala, que también los hay. Abrazos.
Torcuato: no, una vez más la suerte o el acierto no estuvo de este lado, pero ya se ha convertido en una costumbre. Un beso.
Genial! Espléndido este relato. Me dejó fascinado porque es tan real... como la vida.
UN abrazo.
Muy bueno, Maite. Esta escrito para que el lector se vaya acelerando poco a poco, como la pobre chica. Fenómeno
Me ha encantado.
Mucho se tiene impuesto el ser mujer bala que sirve para todo, tanto que se olvida lo que realmente se es, mujer, persona.
Abrazos
Coincido plenamente con Agus: ese final remacha un relato fantástico. A mi me hubiera gustado que la mujer llorara despacio, pero imagino que el frenesí alcanzaba a todos los ámbitos de su vida.
Un abrazo
El final es lo que da más fuerza a este micro, cierra en un círculo perfecto la historia.
Enhorabuena.
Un saludo indio
Moderato_dos_Josef: ese era el objetivo que intentaba lograr, que mucha gente se sintiera reflejado en él. Un fuerte abrazo y gracias por el comentario.
enmalestado: es como interactuar con el lector, hacerle sentirse como si él tomara cierto protagonismo. Abrazos.
depropio: así es, ni siquiera podía tomarse el llanto como un relajo, porque eso sería romper el círculo y le otorgaría la oportunidad de poder salir de él.
No comments: estoy de acuerdo, sin el final sólo sería una historia más. Saludos (jau) ;)
Su: las mujeres bala son de otra raza, tenemos demasiadas andando como autómatas por la sociedad, se que tú luchas porque sea diferente, porque el cambio de todo empieza por uno mismo. Besos.
bravo.
Cuanta mujer bala¡ Me he perdido algo??
Abrazos, Maite¡
vittt: gracias por dejar tu lápida asomando por aquí ;)
Antonio M.: jajajaja, no me extraña, es como para mosquearse, es que el concurso de ReC esta semana empezaba por la frase de "Todo el mundo sabía que era una mujer bala" Ya está, resuelto el misterio. Abrazos.
El micro es como ese "vertiginoso bajar de escaleras", de ritmo tan trepidante que a uno llega al final de su lectura resollando. Ese efecto está muy logrado. Pero lo que más me gusta es esa pátina de ternura que lo recubre, pero en la que asoma una grieta al final por la que se cuela algo realmente desgarrador.
Fantástico micro, Maite.
A mi también me gustó mucho. Tambien hay mucho hombres bala heridos... Igual antes de matarse a sí mismos recapacitan.
Besitos con calma.
Buenísimo, Maite. Las mujeres me parecen extraordinarias, y a veces, parece que puden con todo, mas no con sus penas.
Un abrazo.
Iván Teruel: sabes que tengo muy en cuenta tus críticas y análisis, me alegra haber logrado el efecto y que se capte esa ambigüedad entre ternura y dureza. Abrazos.
Realtadamente tuya: sí, estoy de acuerdo, ya he dicho por ahí arriba que también hay muchos hombres bala, no quiero con este micro hacer ningún panegírico a la mujer, pero es cierto que nuestra sociedad nos lleva muchas veces a tener humanos bala. Un abrazo fuerte y reposado.
Un tipo: ese es un muy buen resumen, Edgar. Abrazos.
te sigo en cuerpo y alma, maite. cuando el cuerpo me abandone te seguiré en alma, por lo menos ;-)
vittt: jejejeje, y yo haré un micro en honor a tus epitafios, eso si no es mi alma la que anda vagando antes ;)
Precioso, me ha encantado. La historia es genial, brindo por las mujeres bala, pero el final es tan tierno.
Saludillos
Puck: pues brindemos por ellas y por su ternura, chin, chin.
Maite, mi mujer bala iba también en la dirección de la tuya, no en el de las mujeres fatales que terminaron triunfando.
Me ha gustado tu relato, un abrazo.
Elisa: claro, no son mujeres fatales, si no mujeres vitales. Voy a leer el tuyo. Un abrazo.
Bueno, pues no pudiste leerlo en su día porque lo reservé, como dice Rosana, y lo presenté al concurso de El Microrrelatista, allí está y dentro de un par de días lo publicaré en Pativanesca. No lo he hecho todavía porque estoy esperando una cosilla que tienen que enviarme.
Un abrazo, Maite.
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