Robó veintisiete bancos, dos gasolineras y tres estancos. Lo hizo impunemente, bajo un sencillo disfraz y una peluca pelirroja. Dispuesta a enderezar su ya de por sí torcida trayectoria, decidió colgar los guantes y subirse a un avión rumbo a un cálido paraíso fiscal. Cuando estaba a punto de dejar atrás todo ese turbio pasado, en el último segundo, con un pie en el aeroplano y una mano saludando a la azafata, un fornido y sudoroso policía, la sujetó suavemente, pero con firmeza, por el brazo. Solícito, le pidió abriera su maleta de mano y allí, entre la ropa interior de raso, el vestido de Armani, los perfumes de Loewe, las Joyas de Tiffany’s y el maquillaje de Max Factor, encontró aquella peluca delatora. El retrato robot no dejó lugar a dudas.
22 comentarios:
Jaja. Un título que ni pintado. El color rojo es demasiado llamativo para tareas en las que no hay que llamar la atención. Por los pelos pudo haberse librado...
Un abrazo.
Ya ves, Chula, tanto glamour le hizo perder la cabeza. Un beso.
Cuando uno empieza una nueva vida debe deshacerse bien del pasado ¿Para qué quería la peluca ya? Hay que ver...
Y es que cuesta romper con el pasado y empezar nueva vida. Nos aferramos al ayer sin darnos cuenta.
Un saludo indio
Manuel: a veces es difiícil desprenderse de todo lo que en algún u otro momento has significado...desde luego, con lo bien que le había salido todo, lo fastidia con esto, es como para tirarse DE LOS PELOS!!! aunque estos sean los de la peluca. Un beso.
Indio: has tenido una lectura impecable. No tengo nada más que añadir, sólo un fuerte abrazo.
un brillante final, la última frase remata perfectamente el texto.
Buen juego de palabras y muy cuidada redacción.
Eso es fetichismo, anda que quedarse con la peluca... Estoy de acuerdo en que es un muy buen título.
Un abrazo, Maite.
Daniel: me alegra mucho verte por aquí. La última frase es la base con la que he querido sustentar todo el texto. Un fuerte abrazo.
Alberto: jajaja, desde luego, o tal vez pensó "nunca se sabe cuando la volveré a necesitar", aunque yo creo que es más un cierto apego al pasado, como nos pasa a la mayoría. Un fuerte abrazo.
¡Buenísimo Maite! El título cierra redondo el relato. Yo creo que ella tenía sus dudas...
Saludos!
Eso también es posible Claudia, a lo mejor se le había convertido ya en vicio y pensó en cambiar de aires pero no de hábitos. La intención era enmarcar el relato con el título y la frase final. Un abrazo.
Brillante Maite, título y remate.
Un abrazo
Patricia: si algo brilla aquí, sólo pueden ser vuestros comentarios :-) Un fuerte abrazo.
ai, qué lástima, se merecía el paraíso, no es fácil engañar a tanta gente.
No es fácil, Isabel, pero menos fácil es engañarse a uno mismo, yo creo que no deseaba tanto el cambio. Además, uno casi nunca se conforma con lo que tiene, siempre quiere un poquito más ;-)
yo tampoco olvido nunca una pelirroja.
Jajajaja, vittt, no se porqué motivo, ya tenía esa impresión de ti, no eres de los que olvida facilmente :-)
Qué descuidada! Con lo fácil que hubiera sido facturar la maleta... :o) Genial, Maite. Un beso.
Jejeje, sí Belén, hubira sido fácil, pero nos cuesta tanto desprendernos de la piel (o los pelos) que formaron parte de nuestro paasado... Un beso.
Te pilléeee por las letras!!!!!jejeje nada jamia, que a cada paso que doy por la "VIRTUALIDAD LITERARIA" ¡¡¡¡zas!!! apareces. Genial!!! ya leo que también dominas el microrelato, jolin para quitarse el sombrero y aplaudirte plas, plas, plas... Estoy deacuerdo que a veces cuesta desprenderse del pasado, siempre caminamos con algo que nos delata... y nos une.
Un saludo de una admiradora
Juani Pérez
Juani: menuda sorpresa! los caminos de internet son inescrutables :-D Ya ves que sigo necesitando juntar letras. Espero que leas y disfrutes con algunas de las historias que por aquí he dejado. Un fuerte abrazo.
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