Noa escrutaba a su abuelo con aquellos preciosos ojos negros. Con sus pies descalzos sobre la hierba, se aferraba con fuerza a su mano, reconfortada por la seguridad que la curtida y áspera piel del anciano le proporcionaban. A él le encantaba contarle historias, y a ella le entusiasmaba escucharlas. Cuando Noa le preguntó cómo habían llegado hasta aquellas tierras, el viejo le contó una historia, el relato de una aventura que daba comienzo una fría mañana de octubre de hacía ya casi treinta años. Fue entonces cuando una bandada de pájaros quiso emigrar hacia un lugar más cálido, pero sus patas habían echado raíces en las ramas de los árboles, y los árboles habían enraizado entre el jardín y las flores, al igual que la casa estaba anclada con sus cimientos, así que, cuando las aves se pusieron de acuerdo, echaron a volar al unísono y pájaros, árboles, jardín y casa surcaron los cielos, impulsados por el intenso batir de cientos de alas. Cuando al fin encontraron un lugar donde quedarse, suavemente depositaron allí toda su carga. Así fue como llegaron a aquellas tierras. Noa levantó la cabeza, miró la casa, el jardín, los árboles, los pájaros y el cielo, abrió en cruz sus brazos y antes de echar a volar, dio un abrazo al abuelo.
19 comentarios:
Un cuento encantador. Me gusta lo de echar raíces en las ramas de los árboles, levantar la casa por los aires. Precioso y mágico!.
Un abrazo
Gracias, Ángeles, siempre madrugadora en tus comentarios :-D Un fuerte abrazo.
Muy bello. Estos son los cuentos que aman oír los niños.
Un beso
Pues sí, Tor, y espero que también a algunos mayores :-) Un beso
Este relato logra, desde mi punto de vista, algo muy muy difícil cuando aparecen abuelos y nietas: ser emocionante sin ser ñoño. Así que enhorabuena
De acuerdo con Woody, lo difícil es no caer en la ñoñería, y no lo haces, logras un cuento bonito y con imágenes potentes.
Woody: me alegra mucho tu comentario, porque efectivamente no es fácil no caer en sentimentalismos y clichés. Gracias por tu paso. Un abrazo.
Hace unos meses, Maite, escribí para un concurso de por aquí, un cuentito que me recuerda un montón a éste. Estoy de acuerdo con los comentarios. Es un cuento muy bonito, me ha gustado mucho, me recordó un poco a "Up" y te aseguro que eso es un halago.
Un abrazo.
Manu: me reafirmo en lo que le he dicho a Woody. He intentado tratar el tema desde otro prisma, para no caer en los tópicos. Si lo he conseguido, es para mí una satisfacción. Un fuerte abrazo, Manu.
Jesus: me dejas de piedra!! Up, me encantó, y aunque sea de lejos, que te haya recordado algo de esa historia...it's to much!!! ;-D
Por cierto, tienes colgado en tu blog ese cuentito? me gustaría leerlo. Un abrazo.
Si quieres, Maite, puedes encontrarlo en esta dirección.
Un beso
http://www.relatscurts.tmb.cat/aspx/ca-ES/relat_view.aspx?sid=6969
Qué curioso, Jesus, lo he leído y tienen muchas cosas en común, porque mi primera intención era también hablar un poco del emigrante en tierra extraña, y que tus pájares levanten el tren...curiosa coincidencia, curiosa. Me ha gustado mucho tu relato. Un beso.
Sí que es coincidencia, Maite. Estamos conectados.
Un beso.
Repito lo que ya te han dicho, porque es la palabra que me vino a la cabeza nada más leerlo: muy bonito.
Abrazos.
Bueno Lola, a veces hay que poner un poquito de color a la vida, y a los relatos, que bastante negro está ya todo :-D Un fuerte abrazo.
Hermoso relato.
Cuanto vuelo.
Abrazos
Galantz: todo un honor tenerte por aquí, me encantan tus tiras. Sí que hay mucho vuelo ¿verdad?, quise representar todo lo que eso me sugería, los pájaros, la necesidad de emigrar, el paso de la pubertad a la edad adulta... Un abrazo.
es bueno saber que por muy profundas que sean nuestras raíces siempre estamos a tiempo de volar
vittt: siempre hay que sentir la libertad, por muy enraizados que nos sintamos, y no es nada fácil. Un abrazo
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