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viernes, 15 de octubre de 2010

ACOSO TELEFÓNICO

Evelio adolecía de soledad congénita. Para paliar su enfermedad, solía acudir al teléfono, buscando alguien con quien charlar.

-Buenos días señorita, soy yo, Evelio. Sí, ya sé que le he llamado diez veces esta mañana, y que ayer lo hice otras tantas. Espero que esto no le cause molestia, usted es siempre tan amable conmigo. Tan sólo le robaré unos minutos, lo prometo. ¿Recuerda que le conté que me quieren llevar a una residencia? Ya les he dicho que yo me arreglo bien aquí, que no es necesario, y además, no sé si allí podríamos continuar hablando, y eso sí que me intranquiliza. ¿Qué piensa usted, señorita?
-Para llamadas al exterior pulse uno, para contactar con otro servicio pulse dos, en caso contrario diga salir. Disculpe, no le he entendido. Para volver a escuchar el resto de opciones pulse tres.

29 comentarios:

bicefalepena dijo...

Es que tienen una voz tan agradable que son irresistibles. Sin teléfono y con costa, se dedicaría a enviar mensajes embotellados.
El monólogo de Evelio es genial.

Un abrazo

Maite dijo...

Bicefalepena: ya ves, son los peligros de hacerse mayor, el pobre Evelio recurre a estas prácticas para poder sobrevivir. Gracias por el comentario sobre el monólogo.
Un fuerte abrazo

Pedro Peinado dijo...

Ese "Disculpe, no le he entendido" es genial.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con Pedro. Ahí está la clave. Por esa razón a mí el monólogo de Evelio se me hace un poquito largo quizá, hasta llegar ahí. Perpo sólo es una apreciación. Me gustó, Maite.
Un abrazo.

Anita Dinamita dijo...

Resulta largo solo porque los contestadores hablan antes que tu, no?
En todo caso la ficción la utilizamos como nos da la gana :)
Maite me gusta mucho! Qué triste que lo que quede sea hablar con un contestador de voz femenina.
abrazos

Susana Pérez dijo...

Pobre hombre, jaja. Tener que irse a una residencia y perderse esa cálida voz. Como dicen Pedro y Alberto, al menos pide disculpas...
Muy bueno.
Abrazos

Maite dijo...

Pedro: gracias por tu comentario, aunque a Evelio no parece importarle que sus palabras no sean comprendidas, le basta con que sean escuchadas.


Alberto: intenté acortarlo, pero me sobrevenía demasiado pronto la contestación de la grabación automática. Además, quise hacer ver la necesidad real de Evelio, tan sólo hablar y ser escuchado. Un besito grande.

Maite dijo...

Anita: ¡viva la ficción! que nos da la posibilidad de campar por las hojas en blanco a nuestras anchas. Un abrazo.


Su: efectivamente, Evelio es un hombre muy considerado, y pide perdón por si molesta ;-) Pobre. Un abrazo.

Lola Sanabria dijo...

Me preguntaba nada más comenzar a leerlo por dónde irías a salir, luego vino lo de la residencia y me dije, bueno, no está mal aunque muy trillado. Pero el final es inesperado y genial. Muy bueno, Maite.

Par de abrazos.

DANIEL SÁNCHEZ BONET dijo...

Está muy, aunque me esperaba un final así porque he escrito algun microrrelato con esa idea y por ello me ha llevado a adelantarme al final.

DE todos modos, como siempre, es un micro redondo y de una muy buena cultivadora del género.

M. Aranguren dijo...

Lola: es un auténtico reto lo de los finales inesperados, algunos lo adivinarán (como los acertijos), pero para otros será un misterio que no tendrá luz hasta el leer el último párrafo. Esa es la droga de este género. Me alegra haber podido sorprenderte a pesar de que estuvieras buscando la solución. Un beso.

Maite dijo...

Daniel: esto es lo que tiene escribir para lectores que son a su vez escritores de microrrelatos, que muchas veces, se nos pilla con antelación.
Gracias por lo de buena cultivadora, espero que algún día la cosecha de sus frutos ;-)
Un fuerte abrazo

Claudia Sánchez dijo...

Pues aquí Maite creo que hay algunas frases del monólogo que tal vez podrían evitarse, porque además de hacerlo largo, dejan entrever el final. La idea me gustó. Ojalá siempre haya teléfonos disponibles para todos los Evelios!
Besos,

Maite dijo...

Bueno Claudia, pues para que veais que os escucho (esto también va por Alberto), he acortado algo el monólogo. Un beso.

Anónimo dijo...

Me interesa siempre la temática "vejez". No sé por qué. Buen micro y buen cambio de imagen. Se lee mucho mejor.
Abrazos,
PABLO GONZ

Maite dijo...

Me alegra mucho verte por aquí, Pablo. El cambio de imagen se me estaba haciendo imprescindible, aquí me siento mucho más yo, y es cierto, se leen mejor los relatos y las fotos y acuarelas "lucen" mucho más.
La vejez creo que por su misterio, por su sabiduría y por su irreverente renuncia de la juventud es un tema que nos atrae a casi todos los que hablamos de la vida y sus sentimientos. Un abrazo, y gracias por tu comentario.

Claudia Sánchez dijo...

¡Exactamente esas eran! Perfecto.
Beso,

Maite dijo...

Claudia: desde que lo ha comentado Alberto, le he estado dando vueltas, y después tú me has dado el empujón definitivo. Creo que así queda limado y encuadrado.

Belén Lorenzo dijo...

Una idea maravillosa, Maite, aunque aterradora. "Soledad congénita", es decir, existencial, va más allá de la vejez. La próxima vez que me sienta sola, me acordaré de Evelio, seguro. Igual lo llamo, y todo :o)

AGUS dijo...

Redondo. Gran contraste entre la calidez del monólogo y la frialdad del contestador. Enhorabuena.

Un abrazo.

Maite dijo...

Belén: me gusta tu lectura de esa soledad congénita. El micro puede ir mucho más allá que de la soledad de la vejez. Si le llamas a Evelio, e interactuas con él, seguro que se le saltarán las lágrimas de emoción. Tal vez Evelio nos haga que nunca más nos sintamos sólos, porque nos acordaremos de él :-D

Maite dijo...

Agus: qué bien que te haya llegado ese contraste, por eso al principio era algo más largo el monólogo, porque quería que se apreciara esa calidez y súplica de uno, y la brevedad y frialdad del otro. Veo que al acortarlo, ha ganado el texto, y la forma. Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

Muy bueno!! la verdad es que si que hay muchos Evelios a nuestro alrededor y como no... también en nuestro interior. Cuando te leia me acordé de una señora que llegó a la biblio, me pidió que le recomendara algún libro y antes de que yo pudiera decir nada ya se había instalado en el mostrador y me hacia participe de todiiiita su vida, se despachó a gusto durante más de media hora, solo entonces me dejó decirle que teniamos un libro muy interesante que... ella me cortó con un "eres muy amable, pero ya otro dia me llevo un libro" :-S jejeje cosas de la vida

Besos

Juani

Anónimo dijo...

Genial idea, Maite. Felicidades por este micro

Maite dijo...

Juani: veo que has comprobado este micro en tus propias carnes!!! Esa mujer tuvo más suerte que Evelio, porque al menos hablaba con alguien de carne y hueso. Hay quien va al médico, o va al banco, o al confesonario y aprovecha para contar su vida, como terapia de la soledad. Un abrazo.



enmalestado: gracias a ti por pasarte y dejar huella de ello. Un abrazo.

Chula dijo...

A mí me entristecido mucho... pero precisamente tu triunfo reside en ese sabor amargo que me has dejado.
Un beso.

Maite dijo...

Chula: pues me da rabia dejar sabor amargo, pero es que es un reflejo de la sociedad en que vivimos, y no puedo más que reflejarla. Un beso.

Juan F. Plaza dijo...

Jejeje, pensé que ibas por un lado y después me sorprendiste. estupendo

Maite dijo...

woody, pues objetivo cumplido, porque ahí radica la magia. Un abrazo.