En la sala del tribunal, habían tomado ya declaración por escrito al testigo ocular, quien aseguraba haber visto al acusado en las inmediaciones de la supernova, a la misma hora en que se produjo el hurto del polvo interestelar.
Tras horas de arduo proceso, el abogado defensor, seguro de sí mismo y mirando de frente, uno por uno, a los miembros del jurado, comenzó su alegato. Presentó la prueba irrefutable de un certificado médico que rezaba que su defendido tenía una alergia al polvo, grado alfa, que echaba por tierra cualquier posibilidad de ser declarado culpable.
5 comentarios:
Veo que en el futuro siguen teniendo los viejos problemas del pasado, como las alergias, hay cosas que nunca cambian.
Me recuerda a Fundación, mmm, robar polvo de estrellas, para eso sí merece hacerse ladrón/a
Manu: Jejeje, así es, mucho avance, mucho avance, pero el chaval con traje galáctico y kleenex. Un abrazo.
Anita: Te voy a contar un secreto, yo tengo guardado un poquito de polvo de estrellas en una caja, por si algún día me da por echarme a volar, como Campanilla. Un beso y gracias por venir y comentar.
Muy bueno, viva la ciencia ficción!
Te deseo mucha suerte Maite.
Gracias Gotzon. Por cierto, ya he visto que estás como finalista en Artesanía Comprimida. Enhorabuena!!
Publicar un comentario