Visitantes

jueves, 17 de junio de 2010

ERROR DE IMPRENTA

Le sudaban las manos, y el corazón, desbocado ante la intriga, se aceleraba a medida que iban avanzando los capítulos. Aquel libro era realmente bueno. Los personajes estaban tan magníficamente dibujados que se tornaban tridimensionales. ¿Quién habría cometido aquél horrendo crimen? Todos los protagonistas parecían sospechosos y las pruebas e indicios que el avispado detective encontraba, iban desmontando algunas coartadas y estrechando el cerco sobre el culpable.

La avidez de su lectura le permitió llegar al desenlace antes de lo previsto, fue entonces cuando sucedió algo inesperado, un error de imprenta que lo cambió todo. En el momento preciso en que el novelesco detective iba a señalar al malhechor y proceder a su detención, al pasar la página, ante sus ojos, aparecieron aquellas insidiosas hojas en blanco.

Esa noche y las siguientes intentó dormir, pero le fue imposible, continuamente le asaltaban las dudas, ¿quién sería el homicida? ¿cómo lo iba a saber ahora? ¿y si andaba suelto por la ciudad? ¿correría él algún peligro? Andaba por las calles y todos aquéllos con los que se cruzaba despertaban sus sospechas, iba a la oficina y los que ayer fueron sus amigos y compañeros de trabajo hoy parecían tener el perfil del asesino, sentía el peligro acechándole en cada esquina, en cada mirada, en cada puerta. No podía continuar viviendo así, angustiado por el terror de ser la próxima víctima.

Atrapado por la inquietud y arropado por los ansiolíticos, decidió enfrentarse a esas páginas en blanco, escribir él mismo el final de la historia, descubrir al asesino, identificarlo. Acallar las voces de su mente, la intranquilidad de su alma, el aullido del miedo. Tomó la pluma despacio, y sus manos, manchadas de sangre, desvelaron su nombre.

14 comentarios:

manuespada dijo...

¡Qué bueno! Está muy bien este micro, me ha gustado mucho esa manera de escribir su propio destino.

ÁNGEL dijo...

Caramba, esto es casi un thriller, con final sorprendente, of course!.
Me encantanta lo inesperado Maitetxu.
Felicitaciones

Maite dijo...

Así es, Manu. Muchas veces somos nosotros mismos los que vamos marcando nuestro destino. Mira lo que le pasó a este pobre :-D

Maite dijo...

Ángel, si he conseguido sorprenderte y mantenerte tu atención hasta el final...¡objetivo cumplido!

Un beso

Torcuato dijo...

Muy bien Maite. Por tu forma de narrar mantienes la tensión del lector durante toda la lectura. Me ha gustado mucho.

Un beso.

Anónimo dijo...

Muy bueno, Maite. ¡Intriga hasta el final! Me ha gustado mucho.
>>---->

Pablo Gonz dijo...

La escritura al borde del abismo: campo fértil.
Muy sólida tu prosa. Destacaría el carácter vertiginoso del ritmo.
Sigo tus trabajos, Maite.
Un abrazo,
PABLO GONZ

Maite dijo...

Me alegra haber logrado el propósito del relato, Torcuato.

Un beso

Maite dijo...

¿Has visto, Alberto? uno no se puede ya fiar de nadie :-D

Un abrazo

Maite dijo...

Perfecto Pablo, yo también te estoy leyendo.

Un abrazo

Gotzon dijo...

Bravo Maite, no esperaba ese final.

Maite dijo...

Pues me alegra haberte sorprendido, Gotzon.

David Baizabal dijo...

No sé, este no me gustó tanto. ¿Has visto El número 23? No es una película de arte ni mucho menos, lo digo porque la recordé y me anticipó el final de tu relato. No me convence el salto de la metaficción al de la ficción. Pero bueno, en sí tu prosa es buena, tienes buen ritmo.

Un abrazo

Maite dijo...

No he visto esa película, pero la veré, me has despertado la curiosidad. Espero convencerte más con algún otro micro, ya sabes, nunca llueve a gusto de todos :-D