Era un momento de sentimientos encontrados. Nada le dolía más que oír el llanto desconsolado de su madre al verlo aparecer con todos aquellos cardenales. De allí lo llevarían a un hospital con medios muy escasos, donde una pequeña contusión o una infección podrían resultar mortales. Algunos temían por su vida, los más allegados mostraban su preocupación, pero por más que intentaran hacerlo cambiar de idea, era imposible, jamás la abandonaría. Estaba decicido. Una vez ordenado sacerdote, Etiopia sería su destino.
4 comentarios:
No me despistaban tanto con la palabra "cardenal" desde Quevedo, Maite. Grande este micro. Me gustó, sorprendió y más cosas que terminan en "ó".
Un saludo.
Todo un lujazo haber conseguido sorprenderte, Víctor.
Un abrazo
Tremendo, lo de los cardenales me pilló con la guardia baja y me atizaste en toda la cara. A ver cómo quito ahora el mío.
Un abrazo, Maite.
--->
Creo que voy a adoptarlo como firma... jeje
Alberto, pretendía impactar, pero no tanto como para que te dieran puntos de sutura!
Te cedo el --> pero tu apellido creo que tiene más personalidad que el dibujo ;-)
Un abrazo
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