Ayer fui a comprar el libro “Velas al viento” de Fernando Valls. Recorrí varias librerías pero aún no lo habían distribuido. Me tomaron nota del teléfono, y me dijeron que me avisarían en cuanto llegara. Pregunté también por libros de microrrelatos y comprobé, sorprendida, que algunos dependientes no conocen el género.
Algo enfurecida decidí hacer campaña por la ciudad reclamando libros de autores de minificción. Cuando mis pies comenzaban a protestar, llegué a un establecimiento donde me dijeron que existía toda una estantería dedicada a este tipo de escritura, -¡por fin!- mi alegría fue inmensa. Me dirigí hacia allí y a través de un gran cristal, como en una vitrina, pude observar el tesoro, estaban todos, nuevos, esperando ser leídos: Care Santos; Ana maría Shua; Ginés Cutillas; Raúl Brasca; Luis Mateo Díez; Eugenio Mandrini; Mario Benedetti; Monterroso; Julia Otxoa; Isabel Segura Boutry; Fernando Aínsa; Fabián Vique y otros miles de autores.
Ilusionada, busqué el paso a aquel paraíso. Una puerta de dimensiones minúsculas era el acceso y en ella había un pequeño cartel que rezaba: “Entrada para microlectores” Sentí ganas de llorar, ¿cómo iba a pasar? De inmediato lo supe y pregunté al dependiente por la estantería de los cuentos. Allí, con ansiedad, busqué Alicia en el País de las Maravillas. Pasé las hojas, casi arrancándolas, hasta ver a la protagonista bebiendo el líquido menguante. Cerré los ojos y deseé con todas mis fuerzas ser ella. Funcionó. Abrí la diminuta puerta y entré. Sonó una alarma. ¿Dígame?- contesté adormilada, mi libro ya había llegado.
Ilusionada, busqué el paso a aquel paraíso. Una puerta de dimensiones minúsculas era el acceso y en ella había un pequeño cartel que rezaba: “Entrada para microlectores” Sentí ganas de llorar, ¿cómo iba a pasar? De inmediato lo supe y pregunté al dependiente por la estantería de los cuentos. Allí, con ansiedad, busqué Alicia en el País de las Maravillas. Pasé las hojas, casi arrancándolas, hasta ver a la protagonista bebiendo el líquido menguante. Cerré los ojos y deseé con todas mis fuerzas ser ella. Funcionó. Abrí la diminuta puerta y entré. Sonó una alarma. ¿Dígame?- contesté adormilada, mi libro ya había llegado.
4 comentarios:
Me he quedado con las ganas de saber qué libros elegiste. Me ha gustado mucho. Además la idea de los microlectores es muy original.
Besos
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Gracias Alberto. Iré poniendo libros en el apartado de lecturas recomendadas. Y te puedo decir que la primera parte del relato es practicamente verídica, hasta que mi mente de microrrelatista le ha dado por...soñar.
Un abrazo fuerte --> "Guillermo Tell" o el gran flecha ;-)
Me ha gustado la mezcla de realidad y ficción, es un buen cóctel.
Gracias Manu, yo también creo que es un buen cóctel, siempre y cuando al lector le atrape la realidad tano como para seguir leyendo y llegar a la ficción.
Un fuerte abrazo.
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